Características del mosaico bizantino y de los temas iconográficos (Pantocrátor, Virgen y Deésis). Influencia en el arte occidental.

El mosaico bizantino cubrió los interiores de las iglesias bizantinas, adornando paredes, bóvedas y cúpulas. Se emplearon las técnicas musivarias usadas anteriormente por los romanos.

Utiliza teselas de mármol de colores y también de barro cocido policromadas con pasta de vidrio, logrando efectos de gran vistosidad, colorido, riqueza y variedad cromática. Las técnicas empleadas habitualmente se basan en el uso de “Opus Tesselatum”, con teselas cúbicas, todas iguales, solo cambian los colores y el “Opus Vermiculatum”, con teselas distintas, en la que cada una adopta el contorno preciso de la figura a realizar. Lo más frecuente es que en una misma obra se utilicen las dos técnicas complementándose entre sí, puesto que la segunda se reserva para los contornos de las figuras y la primera para rellenar los huecos.

La tendencia general del estilo se basa en la idealización de las representaciones, lo que las vincula a un sentimiento religioso profundamente espiritual que hace que no haya que materializar las formas, sino darles precisamente sensación de irrealidad. Por ello las composiciones son frontales, con figuras que permanecen aisladas entre sí, con repetición de esquemas, disposiciones rígidas, sin expresar sentimientos ni emociones, hieráticas, que se reiteran monótonamente entre elementos decorativos o de paisajes.

La iconografía representada en los mosaicos bizantinos es básicamente religiosa: Pantocrátor, Teotocos, episodios bíblicos relacionados con la Virgen, la vida de Jesús y la manifestación de Dios ante los hombres.

Esquema temas iconográficos


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